La agricultura a menudo se reduce a un suelo convertido en una matriz que recibe abonos en el que crecen plantas homogéneas.
La agroecología podría cambiar el panorama gracias a un conjunto de estrategias diversas que favorecen las funciones ecológicas útiles para la mejora de la actividad agrícola.
En la práctica, consiste en aumentar la heterogeneidad vegetal en los cultivos o en la periferia de las parcelas a fin de aprovechar las complementariedades.
De esta manera, se apuesta por la energía solar en detrimento de las fósiles y se aprovecha cualquier intervalo, ya sea espacial o temporal.
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