El arraigo y el concepto de hogar nacieron en el Neolítico, con la agricultura y la sedentarización que esta trajo consigo.
En Çatalhöyük, uno de los poblados permanentes más antiguos, han salido a la luz numerosos indicios de la vida doméstica y urbana en sus orígenes.
Los vestigios hallados dentro de las viviendas no solo indican que eran un lugar de reposo, sino también taller de trabajo y recinto de culto a los antepasados.
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