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Relación entre obesidad y disruptores endocrinos.

  • Autores: Pilar Ardura Rodriguez
  • Localización: NPunto, ISSN-e 2603-9680, ISSN 2605-0110, Vol. 2, Nº. 18, 2019
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • La salud se percibe, no como el objetivo, sino como la fuente de riqueza de la vida cotidiana. Se trata, por tanto, de un concepto positivo que acentúa los recursos sociales y personales, así como las aptitudes físicas. Por consiguiente, dado que el concepto de salud como bienestar trasciende la idea de formas de vida sanas, la promoción de la salud no concierne exclusivamente al sector sanitario.1 La obesidad, es uno de los problemas de salud más importantes en la actualidad a nivel internacional. La incidencia y prevalencia de sobrepeso y obesidad ha experimentado un gran incremento en las últimas décadas. Aunque el balance entre ingreso y gasto energético es clave en la inducción y establecimiento de la obesidad, otros factores parecen estar netamente implicados además de los cambios en el estilo de vida, como los disruptores endocrinos y los obesógenos.2 La Encuesta Nacional de Salud de España del 2017 afirma que más de la mitad de los adultos (54,5%) tienen exceso de peso. Además, muestra que las cifras de sobrepeso en adultos y niños aumentan más en las clases sociales más bajas y pone un mapa de desigualdad en la población.3Desde hace unos años se está valorando la posibilidad de que agentes químicos tóxicos ambientales pudiesen contribuir al aumento de la frecuencia de la obesidad en la población. Los disruptores endocrinos (DE), son agentes que interfieren con la síntesis, secreción, transporte, metabolismo, mecanismo de unión o eliminación de hormonas presentes en el organismo, responsables del proceso de homeostasis, desarrollo y reproducción.7,8 El término DE engloba un grupo de sustancias químicas de muy diferente origen y estructura que se sintetizaron para cumplir funciones muy diversas. Algunos, una vez liberados al medio ambiente, pueden acumularse en el organismo por ser lipófilos y resistentes a la degradación, persistiendo en los tejidos grasos, mientras que otros acceden al organismo a diario y de manera cotidiana, son rápidamente excretados (pseudopersistentes) y contribuyen igualmente a la dosis interna.11 Los obesógenos se definen como sustancias químicas exógenas, o una mezcla de sustancias químicas, que pueden interferir con cualquier aspecto de la acción hormonal. El campo de la alteración endocrina está históricamente arraigado en la biología de la vida silvestre y la endocrinología reproductiva, donde se demuestra que los DE contribuyen a infertilidad, pubertad prematura, endometriosis.12El síndrome metabólico, la diabetes y la obesidad, son tres enfermedades metabólicas relacionadas con la disrupción endocrina cuya incidencia se ha incrementado a nivel mundial hasta alcanzar cifras epidémicas.8 Se han sugerido varios modos de acción mediante los que las sustancias químicas pueden contribuir al desarrollo de la obesidad, como la alteración de los puntos de ajuste metabólicos, alteración de controles del apetito y alteración del desarrollo. Aunque el periodo fetal es crítico, a través de cambios epigenéticos puede favorecer el desarrollo futuro de obesidad, la exposición de los adultos a ciertas sustancias también puede provocar obesidad.8


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