La autonomía es posiblemente el concepto que mejor define la cultura moderna. El sujeto autónomo aparece como el logro y el proyecto siempre inacabado de la modernidad. Lo que la modernidad filosófica llama subjetividad y las nociones asociadas a ella (autonomía, conocimiento objetivo, autoconciencia, libertad, voluntad moral, etc.) no pueden pensarse sin tener en cuenta las relaciones sociales que la producen, por mucho que se diferencie entre génesis y validez. Th. W. Adorno es uno de los pensadores que más ha profundizado en el significado de la experiencia del sufrimiento socialmente producido para aclarar la relación entre el individuo y la sociedad y desmitificar las ilusiones de la subjetividad constitutiva moderna. Su obra relaciona la cuestión de la verdad, la crítica de la dominación social, el cuestionamiento de la moral y la formulación de un nuevo imperativo ético, incluso la posibilidad misma del arte, con la experiencia del sufrimiento. Este artículo desarrolla un análisis de la relación entre el sufrimiento, la subjetividad y la sociedad con la ayuda de las aportaciones de Th. W. Adorno.
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