Arrasaba en escena con un temperamento tan impresionante como su poderosa voz, de suntuosos colores, con unos graves de extraordinario relieve y gran intensidad dramática. La mezzosoprano italiana dejaba al público sin aliento cuando encarnaba personajes como Azucena, Amneris o Ulrica, tres de los grandes papeles verdianos en los que sentó cátedra.
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