En la extensa literatura sobre los partidos políticos, el método etnográfico parece ser escasamente utilizado. Desde el trabajo pionero de Michels, que en cierta medida se basaba (aunque implícitamente) en la «observación participante», este enfoque sufrió un largo eclipse en la literatura anglosajona. Hoy en día, la investigación internacional favorece la confrontación de grandes conjuntos de datos, ya sean relativos a la afiliación, los líderes, las características de las reformas organizativas o los contenidos programáticos. El reciente florecimiento de una «etnografía política» (Auyero, Joseph y Mahler 2007) en los departamentos de sociología y antropología de Estados Unidos ha favorecido, sobre todo, el análisis de los movimientos sociales. Aplicado a los partidos, es en los trabajos franceses donde más se ha utilizado el enfoque etnográfico; de hecho, constituye un fuerte elemento de contraste de la brecha entre la ciencia política francesa y la anglosajona. Impulsado por el destacado papel del Partido Comunista francés, a menudo descrito como una genuina ‘contra-sociedad’ (Kriegel, 1970), este enfoque se ha extendido durante algunas décadas en el estudio de la afiliación y el liderazgo dentro de los partidos mayoritarios. Este artículo, basado en una amplia revisión bibliográfica y en los resultados obtenidos de la investigación dirigida por la autora sobre el Parti Socialiste francés, pretende ofrecer una visión de esta «tradición francesa» (ya sea aplicada a organizaciones francesas o a partidos de otros países). El artículo aborda tanto las dificultades metodológicas como los beneficios que ofrece. La primera parte revisa como las características empíricas de los partidos pueden dificultar el trabajo de campo, mientras que la segunda explora las especificidades de una relación de investigación que es necesariamente «política». La tercera parte aborda las aportaciones teóricas del análisis etnográfico en temas clave del análisis de los partidos como su papel de instituciones de socialización y el estudio del faccionalismo.
In the extensive literature on political parties, the ethnographic method appears to be scarcely used. Since the pioneering work by Michels, which to some extent relied (albeit implicitly) on “participant observation”, this approach suffered a long eclipse in the English-language literature. Nowadays, international research favors the confrontation of big datasets, whether relating to membership, leader-ship, organizational reforms, or programmatic contents. The recent blossoming of a “political ethnography” (Auyero, Joseph and Mahler 2007) in sociology and anthropology departments in the United States has mainly benefited analysis of social movements. Applied to parties, it is ul-timately in French works that the ethnographic approach has been most used; indeed, it constitutes a strong marker of the gap between the French and English-language political science. Originally prompted by the prominent role of the French Communist Party often described as a genuine “counter-society” (Kriegel, 1970), this approach has been spreading for a few decades on the study of membership and leadership within mainstream parties. This paper, relying on a broad literature review and on results drawed from the research led by the author on the French “Parti socialiste”, aims to provide an insight on this “French tradition” (whether applied to French organizations, or to parties from other countries). It addresses both of its methodological difficulties and analytical benefits.The first part reviews the empirical characteristics of parties that may complicate and, simultaneously, give easier access to fieldwork, and the second part explores the specificities of a research re-lationship that is necessarily “political”. The third part deals with the theoretical contributions of ethnographic work to major issues such as the analysis of parties as socializing institutions and the study of factionalism.
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