Ruralismo o barbarie es una frase que resuena en el mundo rural, un grito que dice: existimos y somos más necesarias que nunca. Como explica Isa Álvarez en su artículo, en el Estado español, a partir de los años 50, a medida que las ciudades se convertían en el faro y centro del modelo económico y social, el resto del territorio era despojado tanto de quienes lo poblaban como de buena parte de sus bienes naturales. La población que habita en el medio rural quedó así en un segundo plano y su territorio solo ha sido tenido en cuenta en tanto que centro de acopio para las grandes ciudades y las cadenas internacionales de producción.
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