Acorde con el talante del presente volumen, de homenaje y de agradecimiento personal a un reconocido medievalista, este articulo tiene un carácter estrictamente personal, aunque su contenido es bien académico. Recoge la experiencia del autor en sus 25 años de profesor de Historia de la filosofla medieval, dedicación a la que Ilegó de modo un tanto accidental en 1978 y con un alumnado, en los primeros años del recien finiquitado nacional-catolicismo franquista, cuya actitud era de alergia y prevención ante todo lo que sonase a cristiano o religioso. Desde hace años, en cambio, la actitud de los alumnos refleja un interés y una curiosidad por lo medieval que hace cinco lustres eran inimaginables. EI autor confiesa que tales cambios no le han hecho variar los contenidos docentes (estos son los que hay, y han de impartirse) pero explica las variaciones, en la manera de darlos con el paso del tiempo, derivadas de la diversa situación socio-cultural y de la correspondiente actitud del alumnado.
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