Hace unos años se estudiaron dos insólitas y sorprendentes fortificaciones existentes en el tramo central de la cordillera Cantábrica en Asturias. Ambas a 1650 m de altitud sobre largos cordales que descienden hacia el interior de la región y por los que transcurren las vías romanas de La Carisa y La Mesa. Constituyen barreras lineales que, en pasos angostos recortados por profundas pendientes, atraviesan las dorsales serranas obstruyendo el paso y dominando las vías a lo largo de 5 km desde su desbordamiento de los puertos de la cordillera.
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