Madrid, España
Las descripciones de la pronunciación española que en 1918 se publicaron en el Manual de Navarro Tomás tuvieron su origen en la aplicación de la fonética experimental a la enseñanza de la pronunciación en el aula y están fundamentadas en el análisis de un conjunto de datos obtenidos con técnicas instrumentales, como radiografías de las articulaciones e inscripciones palatográficas y quimográficas. De las radiografías se extrajo la información para describir la posición de la lengua, la disposición y el grado de abertura de los labios y la acción del velo del paladar. Las inscripciones palatográficas, por su parte, proporcionaron los datos para la descripción de los sonidos que se articulan con contacto linguopalatal. Las referencias sobre la sonoridad las aportaron principalmente las inscripciones quimográficas. La precisión y el rigor científico con que se hicieron las descripciones del Manual explican que a la vuelta de un siglo continúen vigentes.
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