El comienzo de cualquier narración resulta especialmente importante, pues ofrece las claves necesarias para afrontar su lectura y su correcta interpretación.
Así sucede también con el inicio de los evangelios. En esta ocasión, nos ocuparemos del prólogo de Marcos y de la única cita bíblica a la que se remite en él.
Tras estudiarla y analizar sus peculiaridades con respecto al relato marcano, así como a los otros sinópticos, este artículo pretende mostrar el papel que ostenta esta referencia veterotestamentaria y cómo parece convertirse en la clave interpretativa de la presencia del Antiguo Testamento en el segundo evangelio.
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