Actualmente, los emprendimientos turísticos son vistos como una buena opción de desarrollo, considerando el hecho de que permiten redistribuir la riqueza en el territorio; por lo que el turismo se considera un medio efectivo de transferencia de riqueza, ya sea a través de gastos turísticos directos o inversiones internacionales en infraestructura de ocio, o mediante la transferencia de recursos y capacidades de países más ricos a países menos desarrollados, e incluso, a nivel nacional, también permite la redistribución de la riqueza a escala nacional – en la India, por ej., el turismo doméstico es significativamente mayor, en términos de viajes turísticos, que el turismo internacional (Singh 2001). Por otro lado, el turismo cuando utiliza la infraestructura natural y gratuita – (e.g., atracciones naturales o artificiales existentes, tales como playas, áreas salvajes o lugares de valor cultural, patrimonial, histórico, geológico o biológico) – posibilita la creación de start-up de bajo costo, cuando comparado, por ejemplo, con otras industrias. Sin embargo, hoy, en nombre de la sostenibilidad, hay una gran inquietud con los temas de protección, mantenimiento y gestión de los destinos turísticos. Por lo tanto, en esta revisión crítica, el emprendimiento turístico se considera una estrategia efectiva para el desarrollo económico anhelado en el territorio.
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