Si China y Estados Unidos no aprenden a manejar sus rivalidades, el mundo sufrirá divisiones, turbulencias y conflictos. El primer paso del respeto mutuo consiste en tratar de entender las causas de la desconfianza recíproca. Si los dirigentes de ambos países entienden cómo el otro concibe el pasado, tendrán más oportunidades de forjar un mejor futuro.
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