Xi Jinping cree que puede moldear el futuro de China como lo hicieron históricamente los emperadores de su país. Confunde la arrogancia desmedida con seguridad, y nadie se atreve a contradecirlo. Un ambiente en el que un líder todopoderoso y con una sola idea no escucha verdades incómodas es una receta para el desastre, como la historia moderna de China lo ha demostrado.
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