A San Agustín se le ha llamado el filósofo de la intimidad o del hombre interior pues su reflexión parte desde su propia experiencia interior de búsqueda y en ella descubre su anhelo de un absoluto, que no es sólo conocimiento sino también sentido de vida. En ella amó profundamente la Sabiduría como expresión de la Verdad que buscó con todo su ser y su actuar, como se demuestra en una lectura atenta de toda su obra. El filósofo es un amador de la Verdad y con ello de Dios.
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