En los últimos nueve años, diversos tribunales, nacionales y supranacionales, han fijado directrices con el propósito de limitar la extensión de determinados escritos procesales y uniformar su configuración externa. En ocasiones, dichas restricciones están avaladas por normas que las autorizan. En otras, sin embargo, no es así. En cualquier caso, se trata de una tendencia cada día más acusada, de la que conviene tomar nota. La publicación el 13 de enero de 2021 de la Guía de buenas prácticas sobre escritos e informes orales y actuaciones judiciales, consensuada por la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el Consejo de los Ilustres Colegios de Abogados de Cataluña y el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, nos permite volver a reflexionar sobre estas cuestiones, así como sobre la necesidad de contar con la opinión de la academia o doctrina especializada y las virtudes que favorecen la claridad argumental en los escritos forenses.
During the last nine years, some national and supranational courts have established guidelines with the purpose of limiting the length of certain procedural documents and standardizing their external configuration. Sometimes these restrictions are endorsed by regulations that authorize them. In other cases, however, this is not the case. Anyway, it is an increasingly pronounced trend, which should be noted. The publication on January 13, 2021 of the Guide to good practices on oral writings and reports and judicial proceedings, agreed by the Governing Chamber of the Superior Court of Justice of Catalonia, the Council of Illustrious Bar Associations of Catalonia and the Illustrious Barcelona Bar Association, allows us to think again on these issues, as well as the need to have the opinion of the academy or specialized doctrine and the virtues that favor the argumentative clarity in forensic writings.
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