La miniatura castellana se vio condicionada por la estética flamenca desde finales del siglo XV, cuyos repertorios penetraron en la Península favorecidos por el abundante comercio con las tierras septentrionales de Europa. Desde diferentes ámbitos llegaron abundantes códices para uso de reyes, nobles e instituciones eclesiásticas, muchos distinguidos con ricas encuadernaciones y exuberantes orlas y viñetas iluminadas. Modelos muy alejados de las pautas "all´antica" formaron parte del mecenazgo artístico de la catedral de Toledo, como analizaremos en el cantoral Ms. Res. 23, iluminado a principios del siglo XVI, reflejo de la mezcla heterogénea entre lo fabuloso y lo sagrado.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados