Los griegos pensaban que el inframundo era un lugar frío y sombrío en donde ejercía su poder el dios Hades, hijo de Crono y Rea y, por lo tanto, hermano de Zeus y Poseidón. Este dios reinaba sobre los muertos, en un lugar al que no podían acceder los vivos. Lo hacía con mano de hierro y con la ayuda de Caronte, el implacable barquero que ayudaba a las almas a cruzar las aguas del Aqueronte, y de Cerbero, el perro de tres cabezas, cuya misión era guardar las puertas del Hades.
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