La relación entre el educador tutor y el adolescente cobra una importancia fundamental al posibilitar, si es adecuada, que el educador sea "significativo" para aquél de modo que la vinculación permita el desarrollo personal. Si se buscan espacios de calidad y de modo coherente se construye una relación, el contexto residencial, el familiar, el escolar, el laboral y el relacional, pueden ofrecer al adolescente y a su familia escenarios para compensar sus déficit y potenciar las capacidades de adaptación. Si se generan factores de protección que contrarresten los factores de riesgo, la relación contextual proporcionará un buen ajuste personal y social.
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