Este trabajo centra su atención en el potencial que siempre ha tenido la competencia afectiva y que en el ámbito educativo cobra especial relevancia por los resultados demostrados que aporta (Valencia, 2017; Morente et al., 2017; Rueda & Filella, 2016). Dada la escasa formación en habilidades afectivas que reciben los docentes (Porras et al., 2020; Barrientos et al., 2019) y los numerosos beneficios que proporciona su aplicación en las aulas (Rahayu et al., 2018; López & Oriol, 2016), se propone la necesidad de integrar esta competencia en los sistemas educativos. Asimismo, focaliza su interés en la Didáctica de la lengua y la Literatura considerando presentar el uso como algo inherente al ser humano (del Olmo-Ibáñez, 2019). La investigación sigue un diseño comparatista y mixto que pretende analizar, de manera cuantitativa y cualitativa, las percepciones de dos colectivos, uno relacionado con la enseñanza y el otro no. Los resultados muestran que no hay diferencias significativas entre los dos grupos y que ambos coinciden en diversas actividades que favorecen el desarrollo de la competencia afectiva en la asignatura de Lengua y Literatura, la importancia del lenguaje en dichas dinámicas o la necesidad de formación del profesorado, entre otras conclusiones.
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