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Enraizados en España, vinculados con su origen

  • Autores: Berta Guell, Irene Masdeu Torruella
  • Localización: Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 35, Nº 204, 2021, págs. 128-135
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • La presencia de jóvenes de origen asiático nacidos en España o llegados de pequeños es cada vez más notable en relación al conjunto de descendientes de migrantes en el país. Si bien estos jóvenes se enraízan en la sociedad española, hay una serie de prácticas transnacionales que los conectan con su país de origen y otros nodos de la diáspora. A pesar de no haber sido protagonistas del proceso migratorio iniciado por sus padres y madres, los vínculos con el país de origen de sus progenitores suelen mantenerse a lo largo de su ciclo vital en distintos ámbitos. Por un lado, se trata de procesos de socialización durante la infancia y la adolescencia; por otro, están las movilidades que se producen cuando son adultos en el mundo laboral, ya sea trabajando por cuenta ajena o en el marco del emprendimiento y la empresa familiar.

      De entre todas las comunidades asiáticas presentes en España, las dos más numerosas son la china, con 228.564 habitantes, y la pakistaní, con 98.869, según datos de 2021 del Instituto Nacional de Estadístca (INE). Poniendo un poco de contexto a los patrones migratorios de estos dos grupos, cabe decir que la primera oleada se produjo a finales de los años setenta y principios de los ochenta, pero no fue hasta la década de 2000 cuando se intensificaron los flujos de manera significativa, coincidiendo con una etapa de crecimiento económico y varios procesos de regularización. Sin embargo, al mirar datos de los años de alta en el padrón, por ejemplo en la ciudad de Barcelona, se observa que la comunidad china cuenta con una trayectoria de asentamiento un poco más larga que la pakistaní. De hecho, hay registros de la llegada de pioneros chinos durante la primera mitad del siglo XX, mientras que en el caso pakistaní no sucede hasta la década de 1970.

      Una diferencia sociodemográfica entre ambos colectivos es la distribución por sexo: mientras que la pirámide poblacional china está muy repartida entre hombres y mujeres (50%), la proporción de mujeres pakistaníes es mucho menor (30%), como recogen los datos del INE. Esto refleja distintos patrones de movilidad en la primera generación de adultos: si bien en la migración china tanto el hombre como la mujer pueden ser pioneros/as, la migración pakistaní está encabezada primordialmente por hombres, quienes después de conseguir una estabilidad económica y administrativa, reagrupan a sus mujeres.

      A su vez, las estrategias migratorias para el cuidado de los hijos e hijas están marcadas por los patrones de organización familiar y la distribución de roles de género. En el caso chino, el papel de la mujer trabajadora implica buscar apoyos para los cuidados que a menudo son delegados a los miembros de la familia extensa que residen en China. En el caso pakistaní, en cambio, si bien hay mujeres que antes de migrar conciliaban el rol productivo con el reproductivo gracias al apoyo de otras mujeres de la familia, cuando migran suelen perder este apoyo, por lo que todavía se refuerza más su rol reproductivo…


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