En el presente artículo se analiza la relevancia que las redes eléctricas inteligentes tendrán en la transición energética hacia un modelo renovable, flexible y eficiente. Nos hallamos ante un cambio de paradigma en el sector eléctrico marcado por el cambio climático y la revolución tecnológica. Este novedoso contexto exige que las redes eléctricas experimenten un proceso de modernización, gracias al cual puedan integrar adecuadamente los recursos energéticos distribuidos, como son, por ejemplo, las instalaciones de almacenamiento y los vehículos eléctricos. Una tarea que implicará, aunque en algunos supuestos sea con carácter transitorio, la asunción de nuevas funciones por parte de los gestores de las redes de distribución. Se trata, en suma, de una radical transformación del sector eléctrico y su regulación, que encuentra en las redes eléctricas inteligentes el eje vertebrador de la transición energética. Una transición que se presenta evidente en lo referido a la perspectiva medioambiental y extremadamente compleja en su vertiente industrial.
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