La modernidad concibe la lectura como una práctica intrínsicamente política y proto-democrática. Para discutir las asunciones más problemáticas de esta tesis, proponemos una genealogía de la institución moderna de la lectura que examine su esencialidad política. Se exploran dos paradigmas ético-lectores: por una parte, el olvidado paradigma temprano-moderno de raíz maquiavélica, individualista, inmanente y contra-imperial, encarnado en la categoría de prudencia y hegemónico a nivel europeo en la cultura manierista-barroca española; por otra parte, el paradigma moderno, trascendente, representado en la categoría de empatía y directamente relacionado con marcos ético-políticos asociados al estado nación como el patriotismo o la fraternidad.
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