El arzobispo Vasco, o Blas, Fernández de Toledo fue una de las personalidades eclesiásticas más relevantes del siglo XIV en la Corona de Castilla. Miembro de una familia aristocrática bien relacionada con la monarquía, Vasco Fernández fue deán de la catedral de Toledo y accedió al episcopado palentino en 1343. A partir de aquí, su cursus honorum le llevó a ocupar el arzobispado de Toledo en 1353 pero, a pesar del brillante papel que jugó en la sede primada, tuvo que abandonarla por motivos políticos y trasladarse a Portugal. La presente investigación profundiza en el análisis de su trayectoria, lo que ha permitido clarificar algunos aspectos muy confusos sobre la estancia en aquel reino de uno de los obispos expulsados de Castilla por Pedro I. Al mismo tiempo se hace una evaluación del patronazgo ejercido por el prelado en las sedes catedralicias y en los conventos con los que tuvo mayor relación, como punto de partida para el estudio de un fenómeno transfronterizo basado en las relaciones Iglesia-Monarquía
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