Ante el imperio de lo objetivo, lo racional, lo funcional, Gonzalo Contreras sostiene que la ficción —encarnada en una verdadera obra de arte— devela la realidad de una forma más compleja, más matizada y, finalmente, más competente que disciplinas específicamente abocadas a ello. Se postula así la vigencia de la creación, de la ficción, para desentrañar los fenómenos más inefables del alma humana. Y de la novela en particular, en tanto género, como un método imprescindible de indagación del alma y una expresión de la tribu de la cual la sociedad no puede desentenderse.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados