En el presente artículo intentamos reflexionar sobre la democracia desde su raíz, es decir, desde las categorías de poder y comunidad política. Para cuyo efecto, diferenciamos dos momentos, el poder soberano, que reside en la comunidad política, al cual le denominamos potentia; y el poder delegado, parcial, relativo, que la ejercen quienes representan a la comunidad política, al cual le hemos llamado potestas. La conclusión a la que arribamos es que, en una democracia en serio, quien ejerce el poder soberano es la comunidad política, mientras que los representantes ejercen un poder delegado, parcial y relativo en favor de los intereses de los representados. De modo que, si los representantes políticos mandan, lo hacen obedeciendo a los representados, es decir, a la comunidad política, única sede soberana del poder.
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