Resumen de Un día cualquiera
Celia vuelve corriendo a casa tras realizar su práctica deportiva diaria, sus zapatillas le han llevado por una nueva ruta indicándole el camino a seguir mediante vibraciones en uno u otro pie, diagnosticada de diabetes sus niveles de glucemia y constantes vitales están siendo monitorizadas continuamente a través de un parche cutáneo, dispositivo que también actúa como sistema de identificación biométrica, por lo que la puerta de la casa se desbloquea en cuanto Celia se aproxima a la misma y Seis, el asistente vocal del hogar, le recibe con una bienvenida a la vez que reproduce la misma música que venía escuchando en sus auriculares. Celia le devuelve el saludo y observa que el asistente tiene un color anaranjado, así que decide interrogarle; Seis responde de forma tranquilizadora: “Celia todo está correcto, el nivel de salud de tu familia es notable, aunque las gafas de tu padre no vieron que haya tomado la pastilla de la hipertensión esta mañana”, a lo que Celia responde, “tranquila Seis, le acabo de ver en el jardín al pasar por delante de su casa, ha salido a coger unos tomates para el desayuno, así que en un instante se tomará la pastilla, aun así, recuérdaselo cuando detectes que abre la puerta del frigorífico para coger la leche. A lo que Seis responde: “Así lo haré Celia. Aprovecho para recordarte que las predicciones de salud de mamá indican que desarrollará un principio de osteoporosis en los próximos diez años, por lo que sería recomendable cambiar el pedido habitual de leche y comprar una enriquecida en calcio; ¿estás de acuerdo Celia?”.
