Delia Vanessa López Guerrero, Fernando Roger Esquivel Guadarrama
En la actualidad se cuenta con un gran número de vacunas disponibles para ser aplicadas en la población humana cuya producción masiva se basa en el crecimiento de los organismos patógenos in vitro, los cuales son tratados posteriormente para atenuarlos y reducir la posibilidad de que se reviertan a su forma virulenta y produzcan alguna enfermedad. Por otra parte, existen vacunas constituidas solo por algunos componentes de los organismos patógenos o por subunidades de algunas toxinas, desarrolladas a partir de bacterias principalmente. Estas vacunas se conciben mediante técnicas avanzadas de biología celular y molecular que permiten optimizar su producción. Si bien las vacunas tradicionales han disminuido drásticamente la mortalidad y morbilidad causada por muchas infecciones, hay muchos mecanismos por esclarecer implicados en el desarrollo de respuestas protectoras. En general, una vacuna ideal debe ser segura, inductora de protección de larga duración y contra variantes del mismo agente patógeno, de rápida producción, que no involucre el uso de patógenos vivos o activos, que sea de bajo costo, y que su aplicación implique una sola dosis, con mínimos efectos secundarios. El desarrollo de tecnologías para mejorar las vacunas existentes y la creación de nuevas para otras enfermedades, así como el conocimiento acerca de su funcionamiento, permitirán que la vacunación sea un recurso más accesible para la prevención de enfermedades graves actuales y emergentes en la población en general, pero sobre todo en los grupos vulnerables.
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