Aquella noche Fidel no paraba de dar vueltas, era incapaz de dormir. La trágica historia de amor que acababa de conocer no se le iba de la cabeza, algo en su interior le decía que tenía que contarla. De repente, como suele suceder con las grandes ideas, le llegó la inspiración. Se levantó y empezó a escribir: «Nadie en el Tercio sabía quién era aquel legionario tan audaz y temerario que a la Legión se alistó...»
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