Salamanca, España
El análisis de las vivencias personales está de moda en múltiples disciplinas académicas. Aunque algunos expertos cuestionen su relevancia, para la Historia el protagonismo del individuo es muy estimulante y revelador. Así las cosas, entre la amplísima producción literaria vinculada con las Campañas de Marruecos, la obra de Pedro Antonio de Alarcón sigue brillando como una de las más logradas y con amplia repercusión en la construcción de la memoria popular de la guerra. Su Diario de un testigo de la Guerra de África se convirtió rápidamente en un éxito de ventas y, todavía hoy, constituye una fuente documental fundamental para el estudio de la llamada Guerra de África (1859-1860). Si bien abundan las aproximaciones de carácter filológico, no son tan frecuentes los exámenes historiográficos sobre el relato de Alarcón y, menos aún, desde un enfoque volcado en el estudio de la contienda como herramienta para la curación de España; una España amenazada permanentemente por el faccionalismo y comprometida siempre, a juicio de Alarcón, en la defensa de la fe católica.
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