José Antonio Mirón Canelo (coord.), Javier Fernández Agrafojo (coord.)
En materia educativa, la promulgación en 1982 de la Ley de Integración Social de los Minusválidos (LISMI) supuso un punto de inflexión en el tratamiento educativo de los niños con discapacidad. Se pasó de tenerlos recluidos a integrarlos en el sistema educativo a través de los colegios, aspecto con resultados muy significativos en la integración social de las personas con discapacidad. Si bien, este cambio de actitud del sistema y sus profesionales constituye uno de los mayores logros, no es menos cierto, que la efectividad de tales medidas no ha sido la deseable, y es a día de hoy, mejorable.
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