La aparente ausencia o escasez de plantas específicamente cavernícolas y la similitud de la flora que se desarrolla en la boca de las cavidades subterráneas con la del exterior han propiciado una escasa atención hacia este tipo de organismos. Sin embargo, las condiciones ecológicas que presentan las cavidades han permitido la permanencia en su interior de algunas especies actualmente desaparecidas en su entorno, especialmente en regiones con escasa humedad ambiental, como las mediterráneas, por lo que dicha flora muestra un elevado valor biogeográfico y justifica por sí sola la conservación de los hábitats en que se desarrolla.
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