A partir de los años 60 la representación de la mujer en algunos textos fílmicos ha dejado de ser una figura sublimes, para convertirse en una imagen del horror. Esto es, el cuerpo femenino se ha transformado en el receptáculo del goce del psicópata. El relato fílmico se construye tanto a nivel de historia como de discurso bajo la mirada gozosa del psicópata. De tal forma, la estructura narrativa está sujeta a la mirada siniestra de este ¿personaje-héroe¿ que ejerce todo tipo de violencia-perversa sobre el cuerpo femenino y la familia.
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