Las infecciones por hongos mucorales, con una incidencia en aumento tras las candidiasis y las aspergilosis, se caracterizan por la rápida invasión de los vasos sanguíneos y de otros órganos o estructuras adyacentes. Los mucorales suelen producir infección orbitorrinocerebral, pulmonar, cutánea, digestiva o diseminada, y su desarrollo se ve favorecido por ciertas enfermedades de base (diabetes, insuficiencia renal) o factores de riesgo (neutropenia, inmunosupresión, sobrecarga de hierro). Se asocian a una elevada mortalidad, superior al 40% en muchas series, y la clave de su curación reside en el diagnóstico y tratamiento antifúngico precoces, asociado este en la mayoría de los casos a un desbridamiento quirúrgico amplio y otras terapias adyuvantes. En la actualidad se dispone de guías internacionales, no solo locales, para el manejo de las mucormicosis, en las que el tratamiento de primera línea con anfotericina B liposomal a dosis altas es considerado, de forma consensuada y con una fuerte recomendación, como la mejor opción. Permanecen en debate abierto las opciones de tratamiento antifúngico combinado de los agentes polienos con triazoles o candinas
Infections caused by mucorales, with an increasing incidence after candidiasis and aspergillosis, are characterized by the fast angioinvasion of blood vessels and invasion of neighboring organs or structures. Mucorales most commonly cause rhinocerebral, pulmonary, cutaneous, digestive or disseminated infections, and their spread is favored by certain underlying diseases (diabetes, kidney failure) and risk factors (neutropenia, immunosuppression, iron overload). These infections have a high mortality rate, over 40% in many series, and the key to their cure depends on both an early diagnosis and an antifungal treatment, associated in most cases with extensive surgical debridement and other adjunctive therapies. Currently, there are international guidelines, not only local ones, for the management of mucormycosis, in which it is considered by consensus and with a strong recommendation that first-line treatment with high-dose liposomal amphotericin B is the best choice. The combined antifungal treatment of polyene agents with triazoles or candins remains in open debate.
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