María de Lourdes Samayoa Miranda, Yvette Márquez Munguía
Si recordamos a las personas que nos han dejado una gran enseñanza y admiración, por ejemplo, los mejores maestros, los mejores jefes y compañeros exitosos, nos daremos cuenta de que no han sido ni los más sobresalientes, ni los más reconocidos o inteligentes. Sin embargo, su huella en nosotros trasciende porque nos trataron como seres humanos, como personas valiosas, a pesar de nuestras debilidades:; estas personas reconocieron nuestras virtudes, se interesaron por nuestros problemas y nos ayudaron a crecer.
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