El gran palacio de Constantinopla ha sido objeto de estudio como conjunto arquitectónico y sede del poder imperial. Se han analizado sus funciones de representación del poder y se han estudiado y ubicado las ceremonias que proyectaban la sacralidad y autoridad de los emperadores a través del Libro de las ceremonias de Constantino Porfirogéneta. Recientemente, algunos estudios del conjunto han actualizado nuestros conocimientos al respecto de todo lo anterior y han integrado los últimos hallazgos arqueológicos. Ahora bien, el gran palacio era mucho más que un grandioso y deslumbrante escenario, e incluso más que una residencia imperial. Ante todo, era un centro de poder y ese poder se ejercía mediante la fuerza armada, la centralización administrativa y la actividad diplomática. La toma de decisiones por parte del emperador en tiempos de Justiniano I el Grande en este sacro espacio marcaba el futuro tanto de Oriente como de Occidente. Por ello, se le debía otorgar toda la magnificencia que el conjunto merecía.
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