El Imperio aqueménida de los medos y los persas fue, a decir verdad, el primer imperio cosmopolita, compuesto por una diversidad de gentes, lenguajes y culturas. Un nombre resuena a lo largo de los milenios, el de un hombre que fue decisivo en su desarrollo: Jerjes I (reg. 486-465 a. C.), que se sentó en el trono a la muerte de su padre Darío el Grande (reg. 522-486 a. C.).
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