En este artículo se realiza una reflexión sobre la posición del maestro desde un enfoque gestionario que lo ubica desde una mirada burocrática hacia funciones técnicas, pasando a un enfoque crítico que plantea un maestro intelectual que se piensa a sí mismo y a su práctica docente constante. Luego se plantean los retos de ser maestro en un mundo de pantallas y celulares, para posteriormente describir las fases del proyecto de fotografía social, que nos permitió adentrarnos en la vida familiar y personal de los estudiantes que participaron en esta experiencia y de introducir las pantallas como un visor para estudiar el empleo y ver a través de los lentes su propia realidad y la de las personas que lo rodean, resignificando las labores desempeñadas por sus familiares. Por último se abordan las potencialidades de incluir recursos tecnológicos y estéticos en el aula a fin de enriquecer la enseñanza de las ciencias sociales.
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