El alegato que el dominico Bartolomé de Las Casas escribió para conmover al emperador y para instruir al joven príncipe Felipe, en manos de los adversarios de la monarquía hispánica, se convirtió en el arma arrojadiza más efectiva a finales del siglo XVI y lo es hasta hoy mismo. Si lo pudiera ver, para el fraile sevillano sería una dolorosa sorpresa conocer cómo se ha utilizado su texto para atacar a su nación y a sus compatriotas.
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