Los multimillonarios franceses François Pinault o Bernard Arnault, que abren sus colecciones a las masas con el respaldo de los poderes públicos, se convierten en los santos patrones de las artes y contribuyen a fijar sus precios. Las industrias culturales promueven unas formas que moldean la percepción y los valores. No obstante, numerosos progresistas llevan la lucha a otras cuestiones y piden cuentas al arte sobre su utilidad social.
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