México
Desde los pioneros trabajos de Lucien Febvre y Henri-Jean Martin, pero sobre todo a partir de las investigaciones y reflexiones de Roger Chartier y Robert Darnton, que abrieron senderos teóricos y metodológicos precisos en el proceso de afirmación y expansión de la nueva historia cultural, el interés de los historiadores por la circulación de libros e impresos ha ido en aumento. El modelo del circuito de la comunicación, propuesto por Darnton en 1982, fue especialmente estimulante. A pesar de las críticas recibidas y de la posterior aparición de modelos alternativos, el formulado por el historiador norteamericano se convirtió en un pilar para la historia contemporánea del libro.Al recalcar la necesidad de atender los tres estadios elementales del ciclo de vida de los libros, producción, circulación y recepción, el circuito de la comunicación permitía apreciar estos materiales en su doble naturaleza, cultural y económica, así como evidenciar su dimensión social al relevar el largo y heterogéneo conjunto de actores detrás de su concepción, difusión y usos finales. En otras palabras, el constructo darntoniano favorecía, más allá de sus límites, la puesta en tensión de la autoría, el lugar especial de los mediadores y las mediaciones (encuadernadores, tipógrafos, impresores, almacenistas, proveedores, vendedores, contrabandistas, etc.), del trabajo del editor, y el peso de la lectura como práctica que, aunque concebida como última instancia, no dejaba de repercutir de nuevo sobre el ciclo mismo.
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