Apiano señala que Segeda, ciudad de los celtíberos belos obligó a gente vecina, entre ellos los titos, a congregarse en su ciudad. La construcción de la muralla que rodearía la ampliación urbana motivó la declaración de guerra por parte de Roma y el abandono de la ciudad en el año 153 a. C. Las investigaciones arqueológicas han permitido identificar el lugar donde se realizó dicha expansión urbana y un tramo de la muralla.
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