De Manuel Fraga Iribarne (Villalba, Lugo, 1922) siempre se ha dicho que le cabe el Estado en la cabeza. Tiene fama de mal genio, de hombre brusco. Recibe don Manuel en su despacho oficial de Santiago. Cuando se inicia la entrevista, nos topamos con un hombre enérgico, pero con el carácter un tanto atemperado. Puede que sean los años. Puede que sea la suavidad de esa Galicia lluviosa la que ha limitado las asperezas. El caso es que don Manuel contestó a todo lo que le preguntamos, pero huyó de entrar en calificar a sus adversarios políticos. "Me he privado desde el principio de meterme con nadie", dice cuando queremos saber su opinión sobre González, sobre Anguita, sobre Pujol. Pero a la postre, hombre de verbo rápido y fluido, nos da sus impresiones. Felipe ha fracasado. Anguita se enreda en las soluciones. Una de las impresiones la dejó incompleta, aunque podemos adivinar la intención: afirma que él inventó el Centro Político en España, pero que quién estaba entonces en el Gobierno se la robó. No dijo que ese fue Adolfo Suárez. Pero tampoco hace falta ser adivino. Era el presidente en aquellos años.
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