El III duque de Alba carga con la infamia de ser considerado como el hombre más cruel, despótico, sanguinario, impío y miserable de la historia europea. Sin embargo, era uno de los hombres más cultos de su época y, sin duda, el general más brillante de su tiempo. Aun así no se libra de la mala fama que en poco más de cinco años se ganó, o se le atribuyó, mientras era el Gobernador General de los Países Bajos.
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