Las Ordenanzas locales son la pieza estrella de la política municipal. Las Ordenanzas dan brillo a la entidad y provocan la admiración de los ciudadanos, que no pueden sustraerse a su influjo y aplicación, como fuente de derechos y obligaciones, y con ello, indicador de la calidad de vida local. Por ello, las humildes ordenanzas merecen especial lugar en el imaginario Museo de la legalidad administrativa municipal, de obligado tránsito por los políticos locales como herramienta para plasmar sus programas, y en particular para dar respuestas a las necesidades ciudadanas, obtener recursos financieros o garantizar la seguridad, gestión y acierto de los servicios locales.
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