José Gutiérrez Rodríguez, Elena Valle Calonge, Elena Díaz García, Sergio Gallego Riestra
Recientemente hemos conocido una decisión judicial, en relación con un paciente nonagenario COVID-19, que resulta absolutamente clarificadora respecto a la siempre compleja cuestión de los internamientos y tratamientos involuntarios de las personas mayores. El órgano judicial autorizó el internamiento involuntario, pero por el contrario denegó la posibilidad de imponer un tratamiento médico en contra de la voluntad del paciente.
Esta situación invita a revisar los diferentes tipos de internamiento involuntario que prevé nuestro ordenamiento jurídico y cómo se regula el tratamiento médico involuntario en función de su finalidad y de la capacidad del paciente para decidir, permitiéndose desde la ausencia de consentimiento a la posibilidad del consentimiento por representación.
En el ámbito de la salud pública, el elemento determinante para poder imponer cualquier medida sanitaria en contra de la voluntad del paciente es, única y exclusivamente, el riesgo para la salud de la población. En el caso presentado el órgano judicial rechaza la posibilidad de autorizar el tratamiento médico por no aportar nada desde el punto de vista de la salud pública a los intereses de terceros. Sin embargo, sí autoriza el internamiento involuntario por ser esencial para garantizar el aislamiento.
We had the opportunity to know a judicial decision in relation to a nonagenarian COVID-19 patient, which is clarifying regarding the complex issue of involuntary admission and involuntary treatment of the elderly. The judge authorized the involuntary admission but denied the possibility of imposing medical treatment against the will of the patient.
This situation invites us to review the different types of involuntary admission that our legal system provides and how involuntary medical treatment is regulated according to its purpose and the patient's ability to decide.
In the field of public health, the determining element to be able to impose any sanitary measure against the will of the patient is the risk to the health of the population. In the case presented, the judge rejects the possibility of authorizing medical treatment for not contributing anything from the point of view of public health. However, it does authorize involuntary admission as it is essential to guarantee isolation.
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