El mercado inmobiliario español se ha visto afectado por la pandemia de la COVID-19 de forma moderada, con un descenso momentáneo de precios y transacciones al que han seguido avances muy acotados. Las variaciones interanuales de los precios habían comenzado a caer por debajo del 5 % en los últimos trimestres de 2019 y esa desaceleración ha continuado y se ha intensificado con la pandemia, hasta llegar al 0,9 % en el primer trimestre de 2021. Las medidas de restricción de movilidad y confinamiento han tenido una incidencia social considerable de la que la vivienda no es excepción. Esto ha afectado, sobre todo, al mercado del alquiler, con aumentos de la oferta y caídas de precios generalizadas. Aun así, el esfuerzo para acceder a una vivienda, en propiedad o alquiler, es significativo en muchas localizaciones y ha obligado al Gobierno a extender sus medidas de alivio relacionadas con la vivienda hasta, al menos, el 9 de agosto.
En todo caso, se mantiene vivo el debate sobre la necesidad de relanzar planes de vivienda estatales, sobre todo en el mercado del alquiler. Sin embargo, la regulación de los precios de los arrendamientos solo lograría disminuir la oferta y aumentar los precios, reduciendo aún más la accesibilidad.
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