La mañana del 11 de septiembre de 2001 pasó a la historia universal por ser la fecha en la que se produjo la mayor catástrofe terrorista en E.E.U.U. Durante las semanas posteriores, existe un elemento que en las labores de la limpieza en la zona 0, tomó protagonismo; una viga de 9 metros que sobrevivió al ataque, y que surgió de entre mas de 8 millones de toneladas de escombros que el atentado generó, convirtiéndose en un objeto de culto y simbología para quienes de manera directa o indirecta se vieron afectados por uno de los mayores atentados de la historia, la denominada “última columna”. Estamos acostumbrados a que el ceremonial se brinde entorno a una personalidad o un símbolo del Estado, pero ¿Y si ese acontecimiento especial se celebrara entorno a un objeto que no cumple ninguno de los dos aspectos anteriores? La simbología se asocia actualmente a valores como la unidad de un colectivo afectado por una misma causa, lo que a su vez supone la memorabilidad y el recuerdo de una tragedia sin precedentes en el mundo, donde a través de un ritual se le da solemnidad a un objeto por lo que supone en si mismo para esta comunidad, dando pie a afirmar que nos encontramos en un nuevo avance y adaptación del ceremonial.
Con este trabajo se pretender sentar las bases de una nueva línea de investigación entorno al ceremonial y la simbología que se puede observar en siglo XXI, donde la importancia de los valores que se profesan a objetos como símbolos no regulados por normativa oficial, también tienen su propio espacio como espacio de encuentro de las relaciones sociales entre personas que comparten un vínculo emocional, siendo un buen ejemplo la denominada columna del 11 S, protagonista involuntaria del ceremonial en los actos de duelo de esta tragedia y como elemento de recuerdo y resiliencia.
The morning of September 11, 2001 became universal history as it was the date on which the greatest terrorist catastrophe occurred in the United States. during the following weeks, there is an element that during the cleaning of debris in zone 0, took center stage; a beam of 9 meters that survived the attack, and that emerged from more than 8 million tons that the attack generated, becoming an object of worship and symbolism for those who directly or indirectly were involved in one of the greatest attacks Terrorists of history.
We are used to the ceremonial being offered around someone present or not present, even ethereal, but what if that special event were celebrated around an object? Today the symbology is associated with the values and unity of a group affected by the same cause, it means memorability of a tragedy unprecedented in the world, where through an ritual solemnity is given to an object for what it implies.
With this work we want to lay the foundations of a new line of research around the ceremonial and the symbology that can be observed in the 21st century, where the importance of the values that are professed to objects as symbols not regulated by official regulations, also have its own space. The “11 S beam” being a good example, a leading part of the ceremonial in the grieving acts of this tragedy and as an element of memory and resilience .
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