La supuesta desaparición del nombre de Jacinto Benavente en la prensa de la posguerra y su sustitución por alusiones como “el autor de La Malquerida” tan sólo es un lugar común. El artículo rastrea la presencia del comediógrafo en los periódicos españoles durante los años de la Victoria y analiza los cauces seguidos por el autor para mantenerse como gloria nacional en el nuevo régimen. Asimismo, aporta documentación sobre este mismo objetivo cuando Benavente se encontraba en la Valencia convertida en capital de la II República. Mª Teresa León le definió como “hombre péndulo” y el artículo demuestra que la condición de gloria nacional le llevó a acercarse al poder, con independencia de su orientación y comportamiento.
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