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Mujeres y ejército en tiempos de Napoleón

  • Autores: Margarita Cifuentes Cuencas
  • Localización: Revista de historia militar, ISSN 0482-5748, Nº 129, 2021, págs. 53-102
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      Que el Ejército ha sido una institución tradicionalmente masculina es una cosa cierta y sabida. Lo que no es tan conocido es que, bien en la retaguardia, bien en primera línea de combate, las mujeres, en tiempos de Napoleón, tuvieron un papel nada desdeñable, que, por no ser conocido, no fue menos importante.

      En el presente trabajo, limitado exclusivamente a la época napoleónica, analizaremos, en primer lugar, el papel de las mujeres que, de forma más o menos institucional, seguían a los ejércitos, prestando un servicio a las tropas: costureras, lavanderas y cantineras. Con su dedicación y buen hacer, hicieron posible el funcionamiento, en el día a día, de las “cosas de la guerra” y de los ejércitos durante las campañas. Ellas eran las encargadas de la reparación y lavado de la ropa y enseres, de la venta de bebidas alcohólicas, de la preparación de las comidas… Y tuvieron un papel muy importante como soporte moral del soldado, del que eran compañeras y confidentes, constituyendo una fuente de “ánimo permanente”, compartiendo con ellos su misma suerte y los sinsabores e ingratitudes de la vida en campaña.

      La función de la mujer en los ejércitos no solo se limitó a esos papeles.

      En ocasiones, algunas mujeres usurparon la personalidad de varones, y escondidas bajo vestimentas masculinas, se mantuvieron ocultas y alejadas de miradas indiscretas; y de ese modo sirvieron bajo banderas e hicieron de la de soldado su oficio y su forma de vida, y pelearon como uno más de sus compañeros, alcanzando, en algunas ocasiones, incluso reconocimientos y honores.

      Después abordaremos el papel de las esposas, barraganas y concubinas.

      Lo habitual era que la mujer se quedara al cuidado de la casa y de los hijos mientras su marido o compañero se marchaba a la guerra. Triste suerte, pero heroica, la de estas mujeres que optaron por quedarse solas, al frente de casas y haciendas, con el fin de conservar y proteger la familia y el hogar.

      A pesar de estar lejos de los campos de batalla, su vida fue, salvo escasas excepciones, una vida difícil, llena de soledad, penuria y miseria.

      Pero también hubo esposas, barraganas y concubinas que no se quedaron en la retaguardia guardando sus hogares, sino que, ante la marcha de su marido o compañero, optaron por hacer el equipaje, coger a sus hijos, y con sus escasas pertenencias ir tras sus pasos, y seguir a los ejércitos. Su amor y fidelidad hizo que viajaran por toda Europa, cruzando países y fronteras, allá donde la suerte les llevase. Incluso, en tiempos difíciles, cuando sonaban los tambores anunciando batalla o eran hechos prisioneros y conducidos a un depósito de internamiento, allí estaban ellas, siempre al lado del soldado. Mujeres españolas, francesas, inglesas, portuguesas… Mujeres de todos los países y nacionalidades. Pero siempre mujeres extraordinarias, criaturas excepcionales que fueron parte de una raza de féminas singulares, de coraje extraordinario y valor infinito.

    • English

      It is very well known that the military is, and has been, a predominantly male institution . What is not so well known is that, either at the rear, or on the front line, women in Napoleon’s time, played a relevant role.

      The present article, limited exclusively to the Napoleonic period, will firstly analyze the role of women who, in a more or less institutionalized way, followed the armies, providing some kind of service to the troops:

      seamstresses, laundresses and bartenders . It was thanks to their work that the proper functioning of military camps was made possible on a daily basis.

      They were in charge of mending and washing clothes and belongings, selling alcoholic beverages, preparing meals... And they played a very important role as moral support for the soldiers, to whom they acted as companions and confidants, constituting a source of “permanent encouragement”, sharing with them both their fates and the deprivations of life during campaigns.

      The role of women in armies was not limited to the above-mentioned.

      Occasionally, some women pretended to be men, and hid under male garments keeping themselves invisible and away from prying eyes; and so they served under flags, fought and made soldiering their profession and life calling, sometimes even achieving recognition and honors.

      The role of wives and concubines will also be addressed in this article. It was customary for women to remain in charge of the house and the children while their husbands or partners went off to war. A sad, but heroic fate for these women who stayed behind and alone, in charge of houses and farms, in order to preserve and protect their families and homes. Despite being far from the battlefields, their lives were, with few exceptions, very tough as well as full of loneliness and misery.

      But there were also wives and concubines who did not stay behind guarding their homes and who, when faced with the departure of their husbands or partners, chose to pack up, take their children, and their few belongings and follow their footsteps and the armies. This decision made them travel across the whole Europe, crossing countries and borders, wherever luck would take them. Even under difficult times, when the drums announced battle or they were imprisoned and led to Prisoners’ depots, women were there, always at the side of the soldiers. Spanish, French, English, Portuguese women... Women of all countries and nationalities. But always extraordinary women, exceptional creatures who were part of a race of singular women, of outstanding courage and infinite bravery.


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